¡Buenos días y felices vacaciones de Navidad! Hoy vengo ligeramente a oficiar de Grinch y desmontaros ciertas páginas de la historia que pudieron no ser así, concretamente las referentes a la Yurta dorada del Gran Khan Batu Khan, artífice de la conquista de los territorios de la actual Ucrania y parte de Rusia.
Con esta entrada quiero que no os confundáis si buscáis información por vuestra cuenta y descubrís asombrados las maravillas y lujos de una supuesta yurta/ger con placas de plata dorada. No es viable una casa de poblamiento estacional de esas características, pensad que estamos en una época de constantes batallas y conquistas, debían moverse. Pero me podríais preguntar ¿Pero no decían que estaba situada en Sarai Batu?
A lo que os contestaré muy a mi pesar:
Como ya os adelanté hace tiempo en la entrada "Prefacio a la construcción", y según las últimas investigaciones, la muy famosa yurta dorada de Batu Khan supuestamente situada en la ciudad fundada por él mismo. Ciudad que fue elegida para ser la capital de la Horda Dorada, Sarai Batu (La ciudad sagrada/ la ciudad bendecida de Batu o el Palacio de Batu) situada en el bajo Volga (en prácticamente la desembocadura) en la actual localidad (Oblast) rusa de Astracán. Nunca existió.
Es tan improbable que existiese por lo citado en el párrafo anterior y también lo es por las propias características de la propia Sarai Batu. Esta ciudad es básicamente de adobe y madera.
[ DATO CURIOSO: fue hecha una reconstrucción de ella en los territorios del Oblast de Astracán para la película titulada " La horda". Por todo el mundo es sabido que las recosntrucciones de películas no son las más fieles pero en este caso se parece mucho a lo que pudo ser la realidad. aquí os dejo un link para curiosear si os interesa esta cuestión http://www.amusingplanet.com/2016/07/sarai-batu-reconstructed-13th-century.html ]
La yurta dorada que supuestamente le habría dado nombre a la Horda dirigida por Batu forma parte del imaginario mítico que se fue formando en torno a la figura de los khanes y que hasta hace bien poco creíamos cierto. Es muy bonito pensar en los grandes tesoros, los grandes palacios y los lujos de civilizaciones pasadas, pero hay que saber renunciar a ellos cuando las evidencias te revelan lo contrario y avanzar en tus investigaciones sin que ello te suponga un problema. Nuestra misión no es ofrecer magia y opulencia, pero a lo que sí que estamos obligados hacer como buenos profesionales de la arqueología y de la historia es ofrecer un discurso histórico veraz sin sesgos.
Firmado: Claudia González
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